lunes, 29 de septiembre de 2014

La voz de los presos como radiografía carcelaria




UN INFORME QUE ANALIZA QUIENES SON LOS CONDENADOS Y POR QUE
La Universidad de Tres de Febrero realizó un informe sobre cárceles del SPB y SPF. Encuestó a más de mil condenados de ambos géneros. Fuerte prevalencia de jóvenes de origen humilde, el eslabón de la cadena delictiva más fácil de reemplazar.
 Por Horacio Cecchi
Cada uno de los presos condenados en la Argentina cuesta a la sociedad alrededor de 10 mil dólares al año en gastos que demanda su encierro. Esa cifra, comparada con el motivo de su condena, toma un cariz inexplicable hasta para la mano más dura: la tendencia mayoritaria de los 15 mil condenados por delitos a la propiedad en los sistemas federal y bonaerense (los dos juntos representan el 60 por ciento del total del país) es que están por robos menores a 2500 dólares. Y un cuarto de esos 15 mil fue condenado por robar menos de 900 dólares. Los datos surgen de un informe sobre prisiones realizado por investigadores del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia (Celiv) de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref). El informe hace una radiografía desacostumbrada sobre el sistema penal y qué es lo que se pretende de él: “Suponer que las cárceles no tienen nada que ver con la sociedad es un error. Cada día se pueden encontrar en el país 70 mil chicos que tienen al menos uno de sus padres presos”, señaló a Página/12 Marcelo Bergman, director de la investigación (ver aparte).
El informe, titulado “Delito, marginalidad y desempeño institucional en Argentina: Resultado de la encuesta de presos condenados”, trabaja sobre datos aportados en una encuesta realizada a 1033 presos ya condenados, varones y mujeres, alojados en unidades del SPF y del SPB. Uno de los aportes novedosos de la investigación es precisamente hacer hablar a quienes están atravesados por el sistema penal, los presos.
El trabajo se divide en cuatro áreas temáticas que representan los diferentes momentos en la vida de una persona condenada: la primera trata sobre las características de su vida previa a la detención, el modo de socialización, de su niñez, y su pasado educativo y laboral. La segunda, determinadas particularidades del delito que cometió y por el que fue condenado, patrones delictivos, la reincidencia en el delito, el alcohol y las drogas, y el uso de armas. En la tercera se trabaja la transición por el proceso legal hasta que fueron condenados; cómo fue el accionar policial y de la Justicia desde que fueron detenidos y hasta el dictado de la sentencia. La última se refiere al tipo de condiciones de vida en la cárcel, sus actividades, sus vínculos y los problemas que enfrentan en su vida cotidiana.
El estudio, además, forma parte de un trabajo más amplio, con las mismas características, realizado en otros cinco países de la región: Brasil, Chile, El Salvador, Perú y México, lo que permite realizar comparaciones y análisis de mayor profundidad.
En ese aspecto, el estudio destaca que, si bien Argentina mantiene la menor tasa de prisionalización entre los seis países estudiados (en 2012, 149 cada 100 mil habitantes; contra la siguiente, México, con 169; siendo la máxima en El Salvador, 430), sostiene la misma tendencia creciente que el resto de la región: en doce años, la tasa argentina aumentó casi un 50 por ciento (en 2000 era de 103), sin que la producción de delito se haya resuelto.
Del perfil de los condenados se puede saber que uno de cada cinco internos no conoció a su madre o padre o a ambos. Y dos de cada cinco abandonaron su hogar antes de los 15 años, dato que se asocia con la violencia que vivió dentro de su familia: mientras que en hogares sin violencia el 10 por ciento se fue de la casa antes de los 15 años, la cifra se multiplica más de dos veces y media (26 por ciento) de abandono de hogares con violencia antes de los 15 años. Al mismo tiempo, mientras que el 84 por ciento de los encuestados de hogares no violentos reconoció tener mucha confianza en sus padres, la proporción disminuyó a 46 por ciento en los casos que provienen de hogares violentos. Además, el 37 por ciento reconoce durante su niñez cierta familiaridad con el alcohol y/o las drogas en su hogar.
Un tercer indicador, muy importante dentro del perfil previo del interno, es lo que el estudio denomina “habitualidad” de la cárcel. Tres de cada cuatro (73 por ciento) señalaron tener familiares o amigos que pasaron por la experiencia carcelaria. “La ‘habitualidad’ de la cárcel –señala el informe– reduce su efecto disuasivo.” Sin que la violencia en el hogar, la formación en un ambiente familiarizado con la ingesta de drogas y alcohol, y la presencia de conocidos con pasado carcelario se confirmen como causales directas de la prisionalización, la encuesta sostiene que son marcas que se repiten en forma muy frecuente entre la población privada de libertad.
El informe encuentra también asociaciones fuertes entre hogares con violencia y un primer paso por institutos de menores. Más de la mitad de la población entrevistada estuvo en institutos para adolescentes. Este hecho en sí mismo ya muestra la errónea política de encierro adolescente que no sólo no posibilita la reinserción, sino que promueve a la repetición.
La edad promedio de inicio en el delito es de 21 años. Las tres cuartas partes de la población consultada cometió el primer delito antes de los 23. Este dato, más que cargar tintas sobre la adolescencia, cruzado con los otros marcadores de fuerte incidencia como el hogar violento que lleva a la salida temprana del hogar e instala a un chico de menos de 15 años asociado con ambientes delictivos, puede vincularse a la presencia de un Estado interesado en la persecución punitiva, pero ausente en política social.
Respecto a la intervención policial y judicial, los datos que surgen son llamativos: el 81 por ciento de los detenidos por robo y el 78 de los detenidos por tráfico y/o tenencia de drogas lo fueron en flagrancia. Lo mismo para poco menos de la mitad de los homicidios. La percepción de corrupción en todo el proceso es alta: dos de cada tres internos dijeron que de haber tenido suficiente dinero la policía o alguna otra instancia judicial lo hubieran dejado ir. No sólo percepción de corrupción: el sistema penal deja adentro a quien no puede pagar. El informe también destaca que les solicitaron dinero o pertenencias en algún tramo del proceso: el 71 por ciento respecto a la policía; el 31 por ciento mencionó a la fiscalía; guardias penitenciarios, un 22 por ciento. Los jueces no quedaron fuera: 5 por ciento dijo que un juez pidió pagos a cambio de beneficios. Otra cara de la misma moneda: el 38 por ciento nunca pudo hablar con el juez.
En el paso por las manos policiales, la referencia no es metafórica: el 42 por ciento de los entrevistados sostuvo que fue golpeado o se utilizó la fuerza física para obligarlo a declarar o a cambiar su declaración. El informe aclara que no hay diferencias entre el sistema bonaerense y el federal. Al mismo tiempo, más de la mitad dijo no haberse sentido defendido por sus abogados. Respecto de la defensa pública, el 59 por ciento la requirió, pero el 60 por ciento de esa cifra no se sintió bien defendido.
Como conclusión, el informe sostiene que “el sistema penal termina recluyendo personas que son fácilmente reemplazables en las pirámides delictivas: los ladrones callejeros, los pequeños traficantes, las mulas”. “La cárcel ya es un espacio habitual para una creciente proporción de la población.” “Es un instrumento social utilizado con asiduidad a lo que va conformando un sector social donde cientos de miles de personas quedan profundamente marcados por la reclusión. Esto tiene enormes implicancias futuras para toda la sociedad.”
Fuente:Pagina\12

martes, 23 de septiembre de 2014

LA ILUSIÓN DE HACER UNA TORTILLA SIN ROMPER NINGÚN HUEVO


Por Raúl Degrossi

La frase es conocida, y Perón solía repetirla a menudo: no se puede hacer una tortilla, sin romper algunos huevos.

La metáfora es clara y -aplicada a la política- alude a que abordar los problemas requiere tomar decisiones importantes, que afectan o pueden afectar intereses; computando necesariamente en los cálculos previos que los que corporizan esos intereses afectados reaccionarán, y aparecerán los conflictos.

En ese contexto, el conflicto es connatural no ya a la experiencia política, sino a la misma convivencia en sociedad; lo que hace justamente la política en democracia (o lo que debería tratar de hacer) es proveer los canales racionales para procesarlo.

La Argentina tiene problemas concretos y serios, estructurales y de coyuntura: la inflación, el empleo en negro, los desequilibrios de la estructura productiva, los límites del modelo de desarrollo; entre otros. Y esos problemas no surgen del aire o de alguna que otra política pública más o menos acertada, que las hay, desde luego.

Son fruto -tanto como ejemplo- de una sociedad injusta y desequilibrada; con desequilibrios que son a su vez el resultado concreto de conflictos del pasado, resueltos a favor de la parte más fuerte, en cada coyuntura y de acuerdo a la relación de fuerzas imperante. Sin entender esto, poco habremos aprendido de las lecciones de nuestra historia.

Transcurrida ya más de una década de la mega-crisis del 2001, y cuando el país recuperó paulatinamente ciertos estándares de "normalidad" (aun cuando esos problemas de los que hablábamos sigan allí, con otra dimensión), es fácil percibir un cierto hartazgo social con el conflicto; muy vinculado también al clima que determinan los indicadores de la economía.

Los años del kirchnerismo serán recordados (tal como hoy son percibidos) como una especie de montaña rusa de vértigo político; con una sucesión de conflictos que atravesaron el debate político y cultural de los argentinos, fueran buscados deliberadamente o no: la revuelta de las patronales agrarias contra las retenciones móviles, la discusión con Clarín por la ley de medios, o la pelea actual contra los fondos buitres en defensa de la reestructuración de la deuda externa; por sólo citar los más connotados. 

A partir de la instalación mediática de determinadas zonceras conceptuales (como el "clima de crispación") se difunde la idea que de que los conflictos en el país serían más el resultado de un ánimo pendenciero o buscapleitos del kirchnerismo (para disimular a su vez problemas reales que no se abordarían), que del choque objetivo con determinados factores de poder, que operan o defienden sus intereses: ya se dijo acá que es necesaria una visión equilibrada al respecto, para dar cuenta cabal de lo que pasa en la realidad.
La idea de que los conflictos (políticos, sociales, económicos) en una sociedad y en un momento determinados son -en buena medida- artificiales o evitables prende particularmente en las clases medias; en las que además es muy fuerte la impronta de la cultura inmigratoria que deposita en los propios esfuerzos y aptitudes la causa de los logros, y en la política y el Estado el origen de los fracasos; o por lo menos un obstáculo que impide que aquéllos lleguen antes, o sean más significativos.

Una idea que es pariente cercana de aquélla que asociaba los logros del primer peronismo al resultado de una coyuntura feliz (una especie de alineación planetaria favorable), más que de determinadas y concretas políticas públicas; idea que -por cierto- también se ha aplicado a los años kirchneristas. 

La generalidad de las encuestas dan cuenta de una instalación privilegiada en la grilla de preferencias de los candidatos "moderados" (incluso del propio oficialismo, como Scioli); lo que sería congruente con la idea del "hartazgo" social del conflicto. Esos candidatos incluso refuerzan la idea, al decir que para comenzar a resolver los problemas pendientes, es imprescindible "pacificar los espíritus", o promover diálogos y consensos "para arribar a políticas de Estado perdurables en el tiempo".

Ideas que -dichas en el contexto actual- más que afirmaciones con las que en abstracto pocos podrían estar en desacuerdo, parecen una teorización implícita de que la política y el Estado en la post crisis han llegado a un determinado punto, más allá del cual no pueden pretender avanzar. Aplíquese la idea -por caso- a la discusión por los cambios a las leyes de abastecimiento y defensa del consumidor, y se entenderá mejor de lo que hablamos. 

Por supuesto que puede apelarse al diálogo y los mecanismos de concertación social para dotar de mayor consenso y legitimidad a las políticas públicas: ahí están sino a la mano los mecanismos (revitalizados en los años de la crispación kirchnerista) de las paritarias y el Consejo del Salario, para demostrarlo.

Sin embargo, cuando surgen los límites concretos del modelo de desarrollo (el fantasma recurrente de la restricción externa, el proceso inconcluso de sustitución de importaciones, el alto grado de concentración y extranjerización de la economía), y se impone avanzar más en el proceso de reparación social (profundizando las políticas de redistribución del ingreso y  de ampliación de derechos), los conflictos y las confrontaciones indefectiblemente aparecerán; más temprano que tarde y aun cuando uno no se los proponga: Porque como se dijo antes, esos límites no son casuales: son la cristalización de determinadas relaciones de fuerza que zanjaron conflictos anteriores, en un sentido bien concreto.

En ocultar esto radica la trampa que encierra el discurso predominante en la oposición, según el cual la política (entendida como intento de transformación de la realidad) no sería la solución a los problemas pendientes de abordaje, sino el problema mismo; y con su repliegue (en la modalidad de conflicto) y el del Estado, se establecería un pre-requisito indispensable para comenzar a resolverlos.

La idea del repliegue del Estado (en definitivas, la expresión institucional de la política, para tener perduración en el tiempo) como solución comienza a aparecer cada vez con mayor nitidez, porque el neoliberalismo ha leído los indicadores de la macroeconomía en clave de oportunidad para relegitimarse socialmente; luego del incendio de la convertibilidad.

Habrá que reconocer que el engaño de sustraer al conflicto de la dimensión política es efectivo, y supone un desafío para el kirchnerismo de cara a la futura instalación electoral de un candidato propio: no está tan claro hoy que muchos sectores de la sociedad perciban claramente que algunos logros de los últimos años podrían estar en zona de riesgo a futuro; y en esa línea, la consigna "irreversible" del acto de la Cámpora -si no se la explicita debidamente- podría sumar a la confusión.  
Una confusión en la que se naturaliza en forma creciente la idea de que se pueden encarar las transformaciones estructurales necesarias para resolver a futuro los principales problemas pendientes, sin afrontar ciertos niveles de conflicto; tanto mayores cuando más fuertes sean los intereses que se afecten.

Como si nos dijeran que en la imagen de apertura del post lo que estamos viendo es en realidad una tortilla.
Fuente: Nestornautas

viernes, 19 de septiembre de 2014

“La sociedad siempre tiene antagonismo”



CHARLA DE CHANTAL MOUFFE SOBRE POLITICA, AGONISMO Y ARTE EN LA UNIVERSIDAD ARTURO JAURETCHE
La filósofa belga participó de una mesa de diálogo con Mocca, Rinesi y otros intelectuales locales. Desarrolló su idea sobre los antagonismos y su resolución en democracia. Además, reivindicó al arte como transformador del sentido común.

La filósofa belga Chantal Mouffe está en Buenos Aires, donde ayer, en la Universidad Nacional Arturo Jauretche, dio una suerte de reportaje público en una mesa de diálogo con el politólogo Edgardo Mocca y otros intelectuales locales. Estudiosa de los nuevos modelos de democracia, habló de política y agonismo y reivindicó el papel del arte –especialmente del activismo que utiliza prácticas artísticas– en la lucha por la hegemonía.
Mouffe hizo esta visita al país –al que muchas veces había venido acompañando a quien fue su marido, el argentino Ernesto Laclau– invitada por la UNAJ. Laclau llegó a dar clases en esta universidad que tiene sólo cuatro años de historia, y poco antes de morir había sido nombrado director de su Instituto de Política. La UNAJ quedó así vinculada con Mouffe, que aceptó dar en sus aulas un curso de una semana. Ubicada en Florencio Varela, la UNAJ fue creada en el 2011, como parte del proceso de apertura de nuevas universidades que tienen como alumnos mayoritariamente a jóvenes de sectores populares.
El rector Ernesto Villanueva cuenta que en el primer año de funcionamiento, el 97 por ciento de los incriptos eran los primeros de sus familias en llegar a la universidad. El porcentaje sigue hoy en un 90 por ciento, es decir, está apenas matizado por algunos estudiantes de clase media. La UNAJ integra la red de universidades nacionales del conurbano.
La mesa de anoche fue el cierre de un taller que Mouffe dictó para una treintena de profesores y alumnos avanzados. La especialista compartió el panel con Eduardo Rinesi y José Fernández Vega (filósofos), Mocca y el rector Villanueva, que comentaron su obra y le hicieron preguntas.
Mouffe empezó por explicar su idea de democracia agonista, como parte de una teoría que pone el acento en el carácter conflictual propio de toda sociedad. “La sociedad siempre tiene antagonismo”, señaló en el panel. “Existe una negatividad radical, que no puede ser superada. Una vez que uno parte esa perspectiva, la cuestión es cómo uno se va a manejar con el conflicto. Yo digo que la política democrática tiene que reconocer ese carácter irreductible del antagonismo, pero no puede darle la posibilidad de que se exprese en términos de amigo-enemigo, porque eso llevaría a una guerra civil. Para que haya una política democrática es necesario que se reconozca ese antagonismo, pero pensando al otro no como un enemigo a eliminar, sino como un adversario legítimo”, planteó. En ese marco, “la lucha agonística va a consistir en buscar una conversión en la subjetividad del adversario, lograr que se identifique con la visión del mundo que uno propone. No se trata de destruir al oponente, sino de ganarlo para el propio proyecto”.
Mocca hizo un cruce entre agonismo y kirchnerismo y apuntó que nunca como en los últimos diez años “se politizaron y expresaron como conflicto político temas que eran patrimonio de los expertos”. Puso en la lista la concentración de los medios de comunicación, la independencia del Banco Central y el sistema jubilatorio. “Gracias a la existencia de 30 años de democracia, o gracias a que en el 2003 teníamos 20 años y ahora tenemos 30 años de rutinas democráticas, pudimos no solamente darle espacio al funcionamiento pacífico y democrático de los antagonismos, sino permitir que el antagonismo se despliegue en toda su intensidad. En la Argentina moderna nunca ha habido un proceso de instalación tan radical y tan intenso del antagonismo político.”
Con los panelistas Fernández Vega y Rinesi, Mouffe habló de arte y política. Contó que le interesa especialmente pensar el papel del “artivismo” (combinación de arte y activismo que tiene entre los ejemplos argentinos al Grupo de Arte Callejero o el colectivo Etcétera). Poniendo como caso a los norteamericanos Yes Men, que haciéndose pasar por portavoces de corporaciones o funcionarios satirizan al sistema, Mouffe defendió el rol del “artivismo” en la lucha por la hegemonía.
“Tiene un papel fundamental para transformar el llamado sentido común”, apuntó la filósofa, quien le dedicó al tema un capítulo de su último libro porque quería “afirmar su importancia”. “No me gusta la distinción que surge al hablar de arte político, porque no existe un arte que no sea político”, aclaró sobre el punto. “Todo arte tiene una dimensión política, porque reproduce la hegemonía existente o la pone en cuestión. Me gusta hablar, en lugar de arte político, de prácticas artísticas críticas.”
Mouffe también defendió la lucha en el campo tradicional del arte. “Creo que los museos, las instituciones, pueden jugar un papel importante en la construcción de subjetividad.” En ese sentido, llamó a tener una mirada flexible y a la vez atenta: “No creo que participar en una bienal signifique ser cooptado”, sostuvo. Para advertir que las expresiones artísticas “más transgresoras”, en cambio, son generalmente las que el capitalismo toma de manera inmediata, neutralizándolas. “El arte tiene un lugar fundamental en la manera como nosotros vemos al mundo. Esto se forma por las películas que hemos visto, por los libros que hemos leído. Hay que tener una multiplicidad de estrategias, es importante pensar en intervenir en el campo del arte público, pero también en el de las instituciones”, señaló.
Fuente: Pagina\12

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Indicadores de pobreza de la uca "inconsistentes"

 
 
"Años donde la pobreza aumenta pese a que los hogares mejoran su ingreso y la distribución no cambia, dispersión entre los ingresos de los hogares contradictorios con otros indicadores de desigualdad publicados, dan cuenta que nos encontramos ante un caso de manipulación metodológica con el intento de mostrar una situación social ajena a la realidad", alertaron Estefanía Manau y María Sfeir, integrantes del CESO.

Manau y Sfeir dieron cuenta que "en las publicaciones realizadas por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, resultaron cuestionables varios aspectos, entre ellos, el sesgo muestral que aplica a través de la Encuesta de la Deuda Social Argentina para obtener los ingresos".

Al respecto subrayaron que en la muestra del Observatorio "los hogares con los ingresos medios-altos y altos, fueron captados deficientemente", ya que destacaron que "todos aquellos ingresos que superaban los $20.000 eran subestimados al considerarse no representativos ante el tamaño de la muestra".

Así remarcaron que como consecuencia de ese sesgo metodológico se generó "un mayor porcentaje de pobres en relación a la muestra, de 27,5% que estima la UCA, mientras que a igual canasta básica total, surge un 18,3% de población pobre".

Además, las expertas pusieron de relieve que "ese sesgo muestral implica también una sobrestimación de la igualdad, arrojando un coeficiente de gini de aproximadamente 0,273", que se traduciría en "un valor escandinavo, contra el 0,413 obtenido a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH)".

Señalaron que "con el intento de salvar las incongruencias que sufren sus estimaciones", la UCA volvió a publicar un trabajo sobre pobreza "presentando índices de distribución del ingreso cercanos a los del INDEC, y lejanos de los escandinavos informados anteriormente por su director".

Sin embargo, indicaron que "lejos de lograr su cometido, desde el documento 'Un régimen consolidado de
bienestar con desigualdades persistentes', surgieron nuevos datos que contribuyen a confirmar el manejo discrecional de la información que surge de las Encuestas del Observatorio de la UCA".

Al respecto consideraron que "es paradójico que a pesar de que informan una mejora importante del ingreso, en términos reales o de poder de compra, con un aumento del 17%, y una distribución del ingreso que casi no cambia, con un coeficiente de gini que aumenta un leve 0,02%, la disminución del índice de pobreza sea poco significativa, de solo 2 puntos porcentuales".

En ese sentido pusieron de relieve que "los valores se ponen más en duda al relacionar el período 2012 y
2013: el ingreso real aumenta levemente en 1,3% y la distribución del ingreso mejora, con el índice de Gini que cae 0,6%, mientras que la pobreza ¿¡aumenta!?".

"Como vemos, la información brindada por el Observatorio de la UCA, en lugar de aclarar las polémicas mediciones de ingresos que utiliza, parecen oscurecer aún más sus estadísticas sociales", aseguraron Manau y Sfeir.

Evaluaron que "la inviabilidad de la obtención por parte del Observatorio de un coeficiente de Gini cercano al de la EPH, queda también en evidencia al observar sus datos de dispersión en la distribución del ingreso".

"Teniendo en cuenta que una mayor igualdad en la distribución del ingreso suele ir acompañada de una menor distancia entre el ingreso promedio de todos los hogares (media) y el ingreso del hogar que se encuentra justo ubicado entre el 50% que más gana y el 50% que menos ingresos tiene (mediana), los indicadores que surgen de las Encuestas de la UCA parecen confirmar las críticas realizadas por el CESO de una subestimación de la desigualdad y una sobrestimación de la pobreza", remarcaron las expertas.

Señalaron que "de acuerdo al cuadro, la diferencia entre media y mediana en la Encuesta de la UCA, del cuarto trimestre de 2013 es más acotada, en 6,51 porcentuales, respecto a la informada por la EPH", con lo cual estimaron que "es válido afirmar que los integrantes de la muestra relevada por el Observatorio percibieron un ingreso más similar entre sí, comparado con la muestra de la EPH".

Con todo concluyeron que "esos indicadores de dispersión de ingresos no son compatibles con los índices de Gini que novedosamente informó el Observatorio tras las críticas del CESO".

El informe del Centro de Estudios que conduce el economista Andrés Asiain, remarcó que en la última década "la pobreza pasó de valores superiores al 45% a ubicarse por debajo del 15% de la población, mientras que la indigencia se redujo del casi del 19% de comienzos de 2003 a cifras por debajo del 5% en los últimos tres años".

Asimismo, subrayó que "el coeficiente de desigualdad de Gini se redujo de 0,494 a 0,413 entre 2004 y 2013, lo que significó una mejora distributiva del 16%, mientras que el índice de bienestar de Sen muestra una mejora del 70% en igual período".

El informe del CESO sostuvo que "la creación de empleo y mejora salarial en una primera etapa, y la ampliación de la cobertura y mejora de haberes de la seguridad social en un segundo momento, se muestran como las claves que permitieron mejorar los indicadores de ingreso de la población entre 2003 y 2014".

El trabajo, que no toma las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), igualmente concluyó que "durante el período 2003-2014, los indicadores de distribución del ingreso muestran una mejora sensible".

Nota Relacionada

Hablas de mi y no sabes quién soy - Nuevas correrías del Observatorio Social de la UCA (OSO)

Los índices privados de pobreza, con el elaborado por la Universidad Católica (UCA) a la cabeza, son utilizados por el discurso opositor como verdad estadística que, sin embargo, distan bastante de la realidad y carecen de un mínimo aceptable de seriedad técnica.
Fuente: ramble tamble

martes, 2 de septiembre de 2014

FORJA y Perón. Radicalizar la revolución, revolucionar el radicalismo. La influencia de FORJA en Perón

FORJA y Perón. Radicalizar la revolución, revolucionar el radicalismo. La influencia de FORJA en Perón Juan Godoy*





Juan Godoy*
 “FORJA cree que sólo del pueblo argentino, de la masa innumerable sin voz y sin más conocimiento que la certeza de sus propias dificultades, puede surgir la salvación entera de la nación” (FORJA, 16/8/41)


“Si hemos guerreado durante 20 años para conseguir la independencia política, no debemos ser menos que nuestros antecesores y debemos pelear otros veinte años, si fuera necesario, para obtener la independencia económica. Sin ella seremos siempre un país semi-colonial” (Perón, 7/8/45)
            Las distintas influencias que tuvo Juan Perón en su ascenso a la presidencia, y como líder de masas es un tema recurrente en los estudios históricos, se destaca la influencia del catolicismo, del sector industrialista de las FF.AA., del nacionalismo de los años 30’s, del sindicalismo, etc. Sin soslayar estas influencias, vamos a abordar aquí otra que (con algunas excepciones), no ha sido muy tratada por la historiografía. Esta es: la influencia de un sector del radicalismo yrigoyenista, la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA), en el ascenso del líder popular entre los años 1943 y 1945, y la desintegración de la agrupación en el peronismo. La influencia, como veremos, es tanto directa, por relaciones concretas de los forjistas con Perón, y también indirecta, ya que Perón incorporó gran parte del ideario forjista.

            FORJA surge en plena década infame el 29 de junio de 1935, y se desintegra luego de dos meses del 17 de octubre, y por éste, dejando que sus afiliados se incorporen al “nuevo movimiento”. Se funda en un subsuelo en Buenos Aires. Participan: Jauretche, Manzi, Dellepiane, Del Mazo, Scalabrini Ortíz, Ortiz Pereyra, etc. Nace como una fractura con el radicalismo que había traicionado, con Alvear a la cabeza, el ideario de Yrigoyen. FORJA va a levantar las banderas del yrigoyenismo, y sostenemos, en su lucha, las va a profundizar. Aparece también para denunciar la entrega a las garras del imperialismo británico de los gobiernos vende-patria. El forjismo denuncia que Argentina es una semi-colonia británica. Arregui argumenta que FORJA realiza la primera denuncia profunda y sistematizada del accionar del imperialismo británico en nuestra nación (Hernández Arregui, 2004).

            La agrupación actúa como un eje entre los dos movimientos nacionales: el yrigoyenismo y el peronismo. Jauretche escribe en una carta del año 42: “yo no creo que estén agotadas las posibilidades morales del pueblo y del ejército. La que está agotada es la bandera del radicalismo, de tanto arrastrarla por el barro” (Jauretche, 1976: 140). Confía Jauretche en la unidad del pueblo y las FF.AA. En este sentido es que cuando con el golpe del 4 de junio de 1943 se termine con los años infames, FORJA movilizará al Congreso 300 militantes, y Darío Alessandro le dará el réquiem a la década infame. (Scenna, 1983). El forjismo pretende influir en la dirección de la política del nuevo gobierno, procurando profundizarlo, y tiñéndolo de pueblo. Sostienen que es necesario radicalizar la revolución, y revolucionar al radicalismo.

            Es aquí que Jauretche y Manzi le “echan el ojo” a un joven Coronel: Perón. Se reúnen con él, y se convencen que es el hombre que puede liderar un proceso de transformación. Perón había leído los cuadernos que editaba FORJA mientras estaba en Italia, se los mandaban dos militares vecinos de Manzi (Galasso, 2003). Otro testimonio de esta influencia directa es que en el año ’44 Perón da un discurso en La Plata, allí van los forjistas, y Scalabrini Ortíz le manda un “papelito” al Coronel donde le pide por los trencitos, éste que había leído historia de los FF.CC. de Scalabrini le dice: “confíe Scalabrini en que una de las primeras medidas que tomaremos será la recuperación de los ferrocarriles”. (Orsi, 1985: 131) Sabemos Perón cumplió su palabra.

            Otro lazo estrecho entre Perón y el forjismo es que el Coronel se reunía entre el 43y el 44 (1 año), prácticamente todos los días con Jauretche, éste señala: “sobre la vieja política argentina creo haberle sido muy útil para informarle, pero le aseguro que pronto sabía más que yo” (Jauretche, 2010:161). Otro contacto directo con el peronismo es que en las reuniones de la CGT previas al 17 de octubre, en las cuales se vota la huelga para el 18, cumple un rol fundamental Libertario Ferrari (ATE), sosteniendo dicha posición, y marchan los forjistas con el pueblo el 17. FORJA saca un comunicado de apoyo ese mismo día, y finalmente se disuelve, afirman en el acta: “que el pensamiento y las finalidades perseguidas al crearse F.O.R.J.A. están cumplidos al definirse un movimiento popular en condiciones políticas y sociales que son la expresión colectiva de una voluntad nacional de realización” (Jauretche, 1976: 177)

            Así FORJA que había planteado “la restauración argentina sólo podrá cumplirse sobre la base de la soberanía popular, la emancipación económica y el imperio de la justicia(Volante FORJA), como así también la solución integral a las problemáticas nacionales contenidas en las cuatro P: PATRIA, PAN Y PODER AL PUEBLO, sostenido una posición nacional que enfrente a todos los sectores nacionales contra la oligarquía y el imperialismo, que supo ver, dejando de lado el anti-militarismo abstracto, la importancia de la unidad del pueblo y las fuerzas armadas, que sostuvo una posición latinoamericanista y democrática, que su programa llevaba implícita la industrialización, que resaltó la importancia del papel de las masas trabajadoras en la historia, etc. nutre al peronismo tanto directa como indirectamente, y de esta forma las reivindicaciones, ideas que se habían comenzado a gestar en un subsuelo de la ciudad de Buenos Aires por un puñado de muchachos militantes en la oscuridad de la década infame, serán las que aflorarán luego en millones de personas, cuando el subsuelo de la patria se subleve.     
    

* Sociólogo (UBA). Becario CIC. Miembro del Centro de Estudios Hernández Arregui (CEHA). Publicado en Aluvión Popular. Expresión de la Argentina que Trabaja. Año 7. Nº 42. Julio 2014.

Bibliografía

Galasso, N. (2003). Jauretche y su época. Buenos Aires: Corregidor.

Hernández Arregui, J. J. (2004). La formación de la conciencia nacional. Buenos Aires: Continente.

Jauretche, A. (1976). Forja y la década infame. Buenos Aires: Peña Lillo.

Jauretche, A. Escritos inéditos. Corregidor, Buenos Aires, 2010.

Orsi, R. Jauretche y Scalabrini Ortíz. Peña Lillo, Buenos Aires, 1985

Scenna, M. A. FORJA. Una aventura argentina (de Yrigoyen a Perón). Editorial de Belgrano, Buenos Aires, 1983.